El concepto de constitucionalismo y la noción de derechos fundamentales están vinculados por una relación simbiótica y a la vez problemática cuando no conflictiva. Coincidentes en sus justificaciones y partícipes de iguales objetivos, vivieron una historia de desencuentros a la que el constitucionalismo posterior a la Segunda Guerra Mundial opuso un punto de partida revitalizado, y unas vías de protección para los derechos más variadas y eficaces. El constitucionalismo de los derechos no ha neutralizado la tensión bajo la que estos y aquel se han desenvuelto; al contrario, la ambición de los presupuestos teóricos y el laboratorio de la experiencia hacen cada vez más difícil transigir con las mistificaciones y con los desmentidos propios de un constitucionalismo de fachada, en lugar de uno respetuoso con los derechos y consecuente con el significado de los mismos como presupuesto indeclinable de una vida digna.
En el presente libro el autor habla de aquel pasado, pero también de un presente que exige replantear ciertos problemas que ya cabe calificar de clásicos: el método en el Derecho Constitucional, la relación entre las jurisdicciones ordinaria y constitucional, la creación de derechos nuevos o un estatuto de los derechos sociales, entre otros. Unos tiempos que, al hilo de la lucha contra el terrorismo, también desafían, y así se aprecia en esta obra, el punto de equilibrio entre voluntad política y razón jurídica sobre el que reposa todo el edificio del Estado constitucional.
