¿Tiene futuro el libro? Y si lo tiene, ¿cuál es? Ésas fueron las preguntas que hace cuatro años congregaron a un
grupo multidisciplinario de actores del libro y la lectura. Editores, académicos, libreros y bibliotecarios fueron los
convocados. Nuestra primera misión consistió en analizar de manera sistemática el medio editorial. Para ello trazamos
un ambicioso programa de trabajo, nos dividimos los temas y los fuimos abordando de manera sistemática. Cada
integrante tuvo a su cargo el desarrollo de uno o más puntos. El trabajo de La Tertulia Editorial, que fue el nombre que le dimos, estuvo, así, garantizado. Sin embargo, al ser en un principio una agrupación informal, teníamos claro que para mantener el interés, para garantizar la participación de todos por un periodo prolongado, las reuniones tendrían que aportar tangibles beneficios no sólo gastronómicos y etílicos, sino también intelectuales. Nuestras reuniones fueron adoptando así una estructura muy peculiar. Al inicio afloraron los temas del día a día, políticos, económicos, sociales o culturales. La importancia de esto para un grupo de editores está a la vista: no se puede disociar el pasado, el presente y, sobre todo, el futuro del libro y de la lectura de ese complejo entorno en el que estamos insertos. Después venía la diser tación del tema elegido por parte de uno de los integrantes, y en seguida nos enfrascábamos en la discusión, que
solía enriquecer enormemente la visión de la intervención original.