América Latina, en las décadas recientes, ha sido escenario de conflictos armados, regímenes autoritarios y dictaduras que violaron de manera sistemática los derechos humanos de la ciudadanía. Por muchos años se le negó justicia y reparación integral a miles de personas. Ante esa penosa realidad que parecía inmutable, las víctimas y sus aliadas, a través de los procedimientos nacionales e internacionales a su alcance, lograron romper los pactos de impunidad, a través de procesos penales ejemplares que pusieron tras las rejas a personalidades que antes parecían intocables.
Argentina, Chile, Colombia, Guatemala y Perú optaron por dejar atrás la violencia para sustituirla por realidades más confortantes en las cuales la legislación, las políticas y los procesos administrativos o judiciales permitieron a sus sociedades conocer la dimensión de las atrocidades del pasado y ofrecieron experiencias exitosas de justicia.
Esta publicación permite al lector conocer las buenas prácticas de esos países en su continua lucha contra la impunidad, con la esperanza que sirva de aprendizaje para México en lo que parece inevitable: saldar las enormes deudas de justicia, verdad y reparaciones con las miles de víctimas de las recientes fallidas políticas de seguridad en México.
El libro es parte de la escasa literatura a nivel nacional que analiza las experiencias comparadas en materia de combate a la impunidad y se trata de una aportación a los debates del Cuerpo Académico Justicia internacional, contextos locales de injusticia y derechos humanos de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATLX-CA-233), el cual busca generar e impulsar el conocimiento para acortar la brecha entre, por una parte, los principios normativos abstractos que apunta a la protección de la integridad y dignidad de las personas y, por la otra, los contextos reales de impunidad y victimización que son el resultado de los poderes fácticos actuando sin restricciones y más allá de las fronteras nacionales.
La investigación y redacción de esta obra colectiva fue gracias a un proyecto financiado a la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, por The Fund for Global Human Rights a quien expresamos nuestra más profunda gratitud.