La tarea de formar e informar a los abogados y juristas en México y América Latina, ha sido una preocupación permanente; surgiendo varias corrientes renovadoras que proponen cambios cualitativos tanta en el área de los contenidos como de los recursos pedagógicos. Tanto la clase magistral como el método de caso han sido severamente cuestionados y la investigación jurídica en ambos contextos sigue a la saga del quehacer docente.
Ahora que América está integrada por proyectos zonales de libre comercio, nuevos planteamientos y desafíos se ciernen sobre los facultades y escuelas de derecho, obligando a abrir la reflexión sobre procesos y problemas, que no resisten el estrecho horizonte de los derechos internos y que exigen de operadores jurídicos eficientes y polivalentes. Hoy día, en medio de una sociedad tecnológica, el jurista debe aspirar a un papel renovado; no debe ser un simple exégeta, sino el responsable del "continuo completamiento y actualización del sistema normativo" administrando lo existente, componiendo intereses diversos, pero sin sustraerse de la toreo de idear y proyectar nuevas instituciones.