La laicidad es el espacio democrático destinado al libre desarrollo y realización de la identidad personal. Un espacio prácticamente ilimitado, franco de obstáculos y contra el que no cabe oponer restricciones basadas en la cualidad de los grupos confesionales. El Estado laico proclama los mismos derechos para todos los ciudadanos y asegura a todos la misma capacidad para su ejercicio, propicia la mayor autonomía de las organizaciones, fortalece la libertad religiosa de los creyentes y facilita reglas y procedimientos para la participación en la mejor realización de sus derechos. ¿Qué lugar corresponde a la cooperación que al efecto prevé la Constitución? ¿Es coherente con la laicidad que la misma Constitución reclama la actual cooperación mediante acuerdos con la Iglesia católica y las iglesias minoritarias? Estas son dos de las cuestiones claves a las que empleando una rigurosa metodología trata de responder el ensayo.
