En las puertas del siglo XXI, el jurista es protagonista de un mundo globalizado que lo coloca, por un lado, frente a las maravillas de la tecnologia y, por el otro, a las desigualdades crecientes. Siente que su tarea cotidiana no contribuye a la formación de las primeras y que su lucha contra las segundas, en muchos casos, parece estéril. El libro que prologamos responde al espíritu que insufla el Primer Congreso Internacional de Derechos y Garantias en el siglo XXI y, en tal sentido, es un canto esperanzador; sus artículos muestran que el Derecho, cuando se lo sabe utilizar, es un instrumento válido para contribuir a la justicia real entre los hombres; pero para alcanzar ese fin hay que hacer buenos diagnósticos de los problemas existentes y, dando un paso más adelante, animarse al cambio.
Los grandes temas de nuestros días están expuestos:
La persona individual, no como entelequia, como abstracción, sino jugando el rol de consumidor, paciente, trabajador, asegurado, lleva a un ensanchamiento del campo de operación de los tradicionales derechos de la personalidad y a un cambio de paradigmas en el Derecho Privado. El Derecho Laboral, el antiguo protector de la parte débil, acude a los remedios del Derecho Civil. La responsabilidad civil queda sustituida por un Derecho de Daños, en el cual la repa-ración deja excepcionalmente lugar a la punición. Esta concepción privilegia la idea de prevenir nuevos ataques a los legitimos derechos de los habitantes.
Esa nueva visión borra las líneas divisorias clásicas: Derecho Público y Derecho Privado se unen para proteger el ambiente, la diversidad genética y cultural, etcétera. El entrelazamiento es tal que la vitalidad de un área depende de la situación de la otra; se habla de constitucionalización del Derecho Privado y, por otro lado, no se desconocen las nefastas consecuencias de la privatización del poder.