Este texto ilustra la interacción entre violencia estructural y actores marginales para ver cómo lo primero crea lo segundo, y cómo, a su turno, la dinámica de estos actores les permite articularse y/o fugarse de sus condiciones. Si los actores de un espacio social determinado pueden llevar a cabo una acción que mínimamente los reproduce, sus condiciones y las relaciones de poder, esto es, una acción reflexionada, podría generar un cambio.
Pero para no quedarse en los extremos viendo las maquinarias del poder sobre unos sujetos y sus acciones diarias, siempre condicionadas por aquellas, se puede comprobar el ámbito de autonomía de las decisiones que movilizan su acción, y medir el poder de esta tanto individual como colectiva, amarrada a unos fines: hacia la reafirmación de la identidad o en procura de lograr un cambio.
El poder se medirá observando si la acción que se propone cambiar el estado de una situación como la que busca su afirmación, lo consigue ¿Se trata acaso de tendencias excluyentes una de la otra. A lo largo del texto, los lectores encontrarán imágenes tomadas en campo, incluso por los interlocutores, así como un grueso volumen de sus opiniones. En general, el libro se ha organizado siguiendo los parámetros de un texto literario, por considerarlo una muestra del género de etnografía posmoderna.