Los comités de ética en investigación (CEI) se han constituido primordialmente para asegurar la protección de los seres humanos (aunque, como veremos en el libro, debería abarcar a todos los seres vivos) y la calidad científica de los proyectos de investigación. De esta manera, la primera premisa que se debe tener en cuenta es el respeto de las personas. Los objetivos primordiales de los CEI son, por lo tanto, garantizar el respeto de las personas, salvaguardar que las investigaciones no pongan en riesgo la integridad de los sujetos participantes o, al menos, que se minimicen estos riesgos, y avalar que no se vulneren sus derechos. Así mismo, sobre todo en países como los nuestros, es igualmente importante evaluar que las investigaciones sean pertinentes y relevantes, que se tenga la suficiente calidad y rigurosidad científica desde el punto de vista metodológico, que se asegure la competencia de los investigadores, que no se aproveche de la mala situación en salud en que se encuentran algunos individuos y, finalmente, que no se malgasten los escasos recursos disponibles.
La conformación multidisciplinaria de los Comités hace que se presenten planteamientos, interpretaciones y conceptos diferentes respecto de los proyectos evaluados. Por este motivo, en cada una de las sesiones, los miembros se enfrentan a dilemas y desafíos que plantean retos en la búsqueda de sus soluciones. Sin embargo, no existe ninguna instancia superior de consulta y son pocos los expertos con los que se pueda analizar o dirimir las discusiones. Tampoco se encuentran memorias que muestren la experiencia vivida en las reuniones cuando se discuten investigaciones en humanos, y menos aún, cuando se involucran animales o tejidos.