Somos las historias que nos contamos, dice el escritor Juan Gabriel Vásquez y yo agregaría: .. y los libros que nos leemos. Esta antología que tiene en sus manos guarda textos seleccionados de la extensa obra de la poeta barranquillera Meira Delmar; pero también contiene su historia que se puede leer entrelineas y formará parte de la suya, una vez termine de conocerla. Para acercarle más a ella, me permito darle algunas sugerencias derivadas de mi lectura de estos poemas.
La primera, recuerde que Meira aprehendió la poesía en "un oleaje de siglos" y en la canción lejana que llegaba a la ventana de su adolescencia, en la memoria de un amor que la habitó con su aroma de Nomeolvides, en la estela que dejaban las gaviotas en su cruce blanco por el Caribe...
La segunda, acérquese sin prevenciones a la orilla de su mar-poema, déjese llevar por la música que emerge de sus páginas; si usted hace mucho ruido, se perderá del encantamiento que proviene de la profundidad de una poesía auténtica...
La tercera, asómese a sus visiones: la certeza del olvido, la verdad del sueño y la vigilia, la evocación y sus islas interiores, los rostros de la ausencia, el llamado de la patria ancestral, los pasos del ángel del naufragio, el resplandor que predice la muerte...
La cuarta, disfrute la alegría en los intersticios de sus versos, su fe en un abril enamorado, "el sol de los venados", sus canciones y casidas, el salmo a los elementos, su pasión por las palabras, la aguda claridad de sus percepciones...
Y la quinta, no detenga su lectura si siente un nudo en la garganta, el corazón conmovido; significa que su humanidad se asoma aquí, frente a esta antología breve e intensa, de Meira Delmar.
Nora Carbonell M.