Con gran acierto, el autor de esta obra ha centrado en la independencia el objeto de estudio de las Entidades Fiscalizadoras Superiores, denominación que engloba los Tribunales de Cuentas de origen latino y las Controlarías de raíz anglosajona. Se trata de la palanca imprescindible mediante la cual los órganos de control pueden iníluir decisivamente en la lucha contra el fraude y la corrupción.
De nuevo el autor de esta obra acierta, y aquí se nota la influencia de nuestro común maestro el catedrático y actual Rector de la Universidad de Salamanca D. Ricardo Rivero, al establecer como punto de Arquimedes para asegurar la auténtica independencia en los informes de fiscalización de las cuentas públicas la meritocracia en la provisión de los titulares de las EFS. Como bien demuestra en este trabajo, la elección directa por confianza política no ha dado buenos resultados y allí donde se ha convertido en norma la corrupción se ha encontrado sin diques de contención para expandirse.
Las restricciones legislativas para objetivar la selección de los mandatarios de las EFS se han ido acumulando a lo largo del tiempo: formación especializada que asegura la capacitación técnica, experiencia prolongada en la actividad profesional pública o privada lo que garantiza madurez o procedimientos de selección meritocráticos dejados en manos de expertos técnicos. A pesar de todo, ninguno de estos sistemas ha estado libre de quedar cooptado por la maquinaria de poder de los partidos políticos aun en las democracias más asentadas.
Al final, y esta seria la última ratio en la defensa de la independencia de las EFS, se demuestra que las previsiones legales en favor de la meritocracia son un buen apoyo para encontrar autoridades rectoras de las EFS con preparación e independencia acreditada,
pero que también deben de valorarse criterios puramente axiológicos por parte de quienes finalmente, de forma real y no fiduciaria, tengan el encargo de su elección.