El Derecho parece, a veces, exigirnos demasiado. Al jurista no le basta con conocer el fundamento, el método, el sentido y el fin del derecho. Ello no sirve para nada si se nos escapa el objeto de la ley, si nada sabemos sobre la materia de regulación. Al margen de los problemas específicos del derecho, se le exige al jurista analizar, también, y de manera inevitable, las más variadas dimensiones de nuestro modo de ser en el mundo: desde la genética hasta la informática, desde el medio ambiente hasta el patrimonio, desde el ser persona hasta el Estado, y hoy sobre todo, la compleja, porosa y multiforme noción a la que denominamos economía.
El resultado de la presente investigación es, en esta medida, un estudio único, con una nítida carga autoral, abiertamente comprometido con elementos teóricos que fundamentan, y, a la vez, delimitan el espacio de actuación legítima del derecho penal económico por medio de criterios dogmáticos fuertes. Es, por ello, al fin y al cabo, un elogio al derecho penal como espacio de libertad irrenunciable y, hoy, por encima de todo, constitucionalmente asegurado.