En medio del desencanto posmoderno que se extiende por doquier en nuestras sociedades híbridas, es hora de repensar el derecho en su versión legal. El derecho ha sido un instrumento para el ejercicio de un poder domesticador, y la justicia institucional su brazo ejecutor. No obstante, esta sombra que se cierne, dejando numerosas hendijas de desazón y desconfianza, puede debilitarse con presencia de una luz que habite los procesos de aplicación del derecho.
El arte impulsa esa nueva mirada para resignificar, es una fuente ineludible para que los profesionales del derecho emprendan aventuras de mayor conciencia sobre una ley fácilmente mani-pulable y obscena en su aplicación. El derecho tiene que encarar, a través de nuevas miradas artísticas, las pasiones que se desatan en la vida; esta es una manera distinta para considerar cualquier conflicto que sea objeto de regulación y de solución. Se trata de ver el derecho más allá del mundo oficinesco de hombres corrientes y de jugar limpio para que se construyan sociedades más decentes.
Martín Agudelo Ramírez.