Escribir el prólogo de este libro es algo que no pasó por mi cabeza el día que conocí a Yeisson Rodríguez Escobar, en aquel entonces, el estudiante de Licenciatura en Inglés; hoy... El profesor Yeisson, el señor actor, el caricaturista, el dibujante... EL DRAMATURGO.
lLegó como llegan todos los interesados en hacer algo con su tiempo libre de estudiante en la UIS, pero había algunas diferencias y tal vez estas son las que hicieron de este prospecto de actor lo que es y representa en la actualidad. No había ninguna actividad teatral a la que no se ofreciera como voluntario; era imperativo aprender del "oficio" como se ha hecho a través de los siglos en el mundo de las artes escénicas: HACIENDO, EVALUANDO Y REPITIENDO, práctica no muy apreciada en estos tiempos en donde nadie quiere "fallar", ya que queremos construir "humanos a prueba de fracasos" y alimentamos esas autoestimas que en el largo plazo nos llevan a eludir el esfuerzo y la perseverancia que son necesarios para tener una vida digna en esta sociedad que nos tocó como escenario de nuestro diario devenir.
