La resistencia pacífica a los violentos y a la violencia ha sido una estrategia comunitaria recurrente en la historia de Colombia, pero ha sido insuficientemente estudiada y apenas comienza a reconocerse. Se trata, según algunos analistas, como Nelson Molina, de un acto que genera un contrato de convivencia que transforma a la misma comunidad. Este libro recoge la memoria de una comunidad de fe perteneciente a la Iglesia Evangélica Cuadrangular del corregimiento de El Garzal, en el municipio de Simití, sur del departamento de Bolívar. A diferencia de otras investigaciones realizadas sobre víctimas y memoria histórica, este es un caso en que la tragedia no solo es superada, sino, en buena parte, evitada. Es un caso que genera esperanza y enseña a creer en los colombianos y en su capacidad de resistencia y resiliencia ante las dificultades y la tragedia.