En la segunda mitad del siglo XX la sociedad colombiana ha presenciado una diversificación que se supone debería traer la modernidad, y que representa un fenómeno tanto global como local. En el panorama religioso nacional es evidente el ímpetu del que goza el movimiento pentecostal, siendo probablemente la forma de religiosidad que mejor se ha adoptado a las lógicas del mercado, haciendo del marketing, la publicidad, y el uso estratégico de los medios masivos de comunicación, las herramientas fundamentales de su expansión. En particular, este último aspecto es central en el presente trabajo, porque permite un proceso mediante el cual los nuevos líderes religiosos neopentecostales aprovechan su carisma e influencia sobre las múltiples de fieles, para hacer de sus congregaciones plataformas electorales que soportal nuevos movimientos políticos. Este fenómeno encuentra gran afinidad y sincronía con otro importante cambio, esta vez en la cultura política del país, constituido por la diversificación del campo político que se expresa en la proliferación de nuevos partidos y movimientos políticos: el partido Nacional Cristiano PNC, que tiene como base la Misión Carismática Internacional; el Compromiso Cívico y Cristiano con la Comunidad C4 que tiene como base la Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia; y el movimiento Independiente de renovación Absoluta MIRA, que se funda en la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional.