La concepción actual de nuestro derecho procesal penal, instrumento del derecho penal del siglo XXI, ha pasado de ser un derecho sancionador (que miraba al pasado de las conductas para responder coercitivamente al comportamiento social dañino) a un derecho penal preventivo, dirigido a evitar riesgos futuros, meramente eventuales que no se sabe a ciencia cierta si van a suceder, pero que el Estado ha definido como hipótesis probabilísticas sobre un hecho futuro potencialmente inminente y que supone que antes de que sucedan esos riesgos será capaz de evitarlos.
Por tanto, la presente obra aborda el derecho humano a la libertad y sus restricciones derivadas de la prisión preventiva, tomando en consideración las modalidades actuales de la misma y los criterios nacionales e internacionales para legitimar su imposición y prolongación. Se ofrece una metodología para debatir su imposición o revisión en las hipótesis que admite la Constitución Federal y la ley adjetiva en materia penal.
No quiero pasar por alto advertir a los lectores que más que un libro académico, intento interpelar la labor judicial y de los operadores del sistema de justicia penal para mostrar que hay un problema con la prisión preventiva que aún podemos resolver.