México a diferencia del resto de los países de nuestro continente, adoptó un sistema en materia penal vinculado a la tradición jurídica romana, que fue matizando con el transcurso del tiempo hasta darle una personalidad propia, en el que el proceso se desarrolla una parte en forma escrita y otra en forma verbal por lo cual se le considera que se encuentra dentro de un sistema mixto. Por el contrario los países de Sur América, a partir de la aprobación en el año de 1989 del Código Procesal Penal Moderno para Iberoamérica, fueron adaptando poco a poco a su proceso penal el juicio oral acusatorio.
A partir de las Jornadas Iberoamericanas sobre la Oralidad en el Proceso y Justicia Penal Alternativa, del año 2002, que tuvieron verificativo a instancias do la Procuraduría General de la República en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, se comenzó a cuestionar si el sistema operante en nuestro país respondía cabalmente a las necesidades de la sociedad moderna.