La Constitución mexicana de 1917 establece un sistema de gobierno basado en la división de poderes. Esto significa que las funciones del Estado no las desempeña un solo órgano o un único funcionario, sino que tiay una pluralidad de órganos y que cada uno de ellos tiene a su cargo una serie de tareas que los demás no pueden desempeñar.
En el caso del Poder Judicial Federal de nuestro país, éste se encarga de solucionar las disputas que surgen entre dos o más particulares, entre uno o más particulares y un órgano del Estado, entre dos o más poderes del Estado y entre los partidos políticos y la autoridad electoral. En esta obra se explican a detalle y con mayor profundidad las funciones de esta especie de árbitro del Estado mexicano, sus repercusiones en la vida nacional, así como la forma en que se integran cada uno de los órganos que lo componen.
Después de hacer una serie de precisiones conceptuales a manera de introducción, el autor se adentra a explicar el papel que juega el Poder Judicial en la democracia mexicana. Asimismo, aborda diversos temas con los que dicho poder se vincula y en los cuales repercute, como los derechos fundamentales, la libertad de expresión, la libertad religiosa y ia corrupción judicial, entre otros. En un ejercicio de Derecho comparado, nos ofrece una mirada analítica de la Suprema Corte de los Estados Unidos, con el fin de entender cómo funciona este órgano. Por último, trata de explicar la justicia como experiencia y se interroga quién tiene la última palabra en el Estado constitucional.
