El crecimiento de una violencia cada vez más feroz a nivel global, en la actualidad supone, para los estados modernos, uno de sus mayores retos. La prevención de la criminalidad, la seguridad pública y la procuración de justicia, se enfrentan a nuevas formas delictivas, renovados códigos de conducta de los delincuentes, así como a un crecimiento desmesurado del crimen, que algunas veces se torna en terror para los ciudadanos y en preocupación para las autoridades. La velocidad acelerada de este crecimiento obliga, en muchas ocasiones, ante la exigencia pública, a generar soluciones que radican en el endurecimiento de las penas y una intensificación del aparato coercitivo y punitivo por parte del Estado. Sin embargo, algunos expertos señalan que eso es contrario a una lógica que permita el control de la delincuencia, así como su prevención.
¿Cómo conciliar que la política criminal y la procuración de justicia sean eficientes en sus resultados, efectivas para las víctimas y que propicien por medio de sus instituciones y programas la integración social de los delincuentes en una sociedad lastimada por el crimen? En esta obra de consulta obligada, sin esgrimir discursos tendenciosos o parciales, procuradores de justicia, académicos, litigantes, fiscales, personal del sistema penitenciario de México, Brasil, España y Uruguay, analizan esos temas y ofrecen respuestas a estas preguntas.