El autor se preocupa por mostrar muchas de las posibilidades que la profesión de martillero, no universitaria pero sí de indudable relevancia social, habilita: el martillero es, en pluralidad de ocasiones, corredor inmobiliario y comisionista, mandatario para llevar adelante encargos relacionados con su quehacer. Esas polifacéticas funciones exigen, en nuestra opinión, que haya en la República una regulación uniforme o coincidente de la profesión. Creemos que el federalismo debe manifestarse en aspectos de relevancia para cada provincia, que aseguren su autonomía, y no tanto en cuestiones como las profesionales, donde la diversidad y contradicción lleva al caos, al desorden generalizado.
La colegiación es otro de los tópicos expuestos; en tiempos de fuerte individualismo como los actuales, la presencia de corporaciones
que reúnan o agrupen a los profesionales de una rama se vuelve de toda necesidad; los colegios posibilitan el control de la matrícula, el juzgamiento ético de los colegas y, en suma, la dignificación de la actividad.
La obra muestra con generosidad las aportaciones de la doctrina en la materia analizada, de la legislación de los distintos países del Mercosur y de la jurisprudencia, con todo lo cual el panorama se completa y el lector logra un conocimiento cabal de la cuestión.
Nos resta felicitar a Piedecasas por el aire renovador que ha insuflado a los tópicos analizados y congratularnos por la continuación del esfuerzo de investigación, reiterando nuestros votos por la perse-verancia en esta tarea en bien de la doctrina jurídica.