La teoría de la ley penal y del delito, ha sufrido un sinnúmero de vicisitudes. El ilícito ha sido una constante de la humanidad, aparece a la par que ésta y sin duda, constituye uno de los más dramáticos problemas al que se enfrenta el ser humano.
Los delitos tienen infinidad de conformaciones, causan daños irreparables, afecta terriblemente lo más preciados valores, desde la vida misma hasta los esenciales aspectos del patrimonio, sin dejar de considerar cuestiones tan primordiales como la libertad sexual, la moralidad y el tan relevante aspecto de la seguridad de las personas; son múltiples los temas que necesariamente se deben ventilar en ámbitos del derecho punitivo.
Estudiar la ley penal es algo que no sólo compete a los abogados, sino a todos los ciudadanos; alguna vez en la vida, por desgracia, tenemos que desafiar al trágico problema de la violencia, de sentirnos dañados por el abuso y la falta de respeto a lo que es nuestro y que debe ser inviolable. Es por ello que debemos estar preparados, entender bien las dimensiones de la ley penal, y por supuesto, del delito.
Por lo anterior, esta obra puede ser consultada por todos, y debe formar parte importante aún de modestas bibliotecas, ya que su consulta es imprescindible.
Cabe destacar que el derecho penal sufre una transformación fundamental a partir de la protesta airada que realiza César Bonesana, marqués de Beccaria, en el año de 1764, en que publica su obra De los delitos y las penas, la cual es un grito de angustia contra el abuso de autoridad. Con Bonesana se inicia el periodo humanitario del derecho penal, el cual, en alguna medida tampoco ha sido la solución, en particular, frente a los grandes abusos de delincuentes.
El criminal goza en la actualidad de excesivos privilegios, lo que obliga a pensar de manera prioritaria en la víctima del delito. Para favorecer a quien sufre las consecuencias negativas de la incesante criminalidad, resulta indispensable la lectura y análisis de l presente obra atinadamente denominada Teoría de la ley penal y del delito.