Este libro es una construcción ideológica que trabaja sobre la influencia que tiene la Constitución en el Proceso, generando una disciplina nueva que elabora un pensamiento distinto, destinado a derrumbar la aplicación supletoria del Código Procesal Civil en materia de procesos constitucionales. Pretendemos demostrar, desde la teoría y la práctica, que el desempeño del juicio de amparo tiene que responder a un estándar común para todos, sin que las leyes que lo ponen en vigencia puedan absorber las libertades que se instalan en la esencia misma de la naturaleza fundamental que porta la garantía.
En este sentido, la supletoriedad de los modelos procesales del juicio ordinario es contradictoria con la propiedad que tiene el amparo. El efecto inmediato es claro y evidente: cuando se tramita una cuestión constitucional (o derivada de tratados y convenciones sobre derechos humanos), las reglas primeras son defender los derechos antes que las personas. Cuando hay un acto o hecho lesivo se encuentra un portavoz que se dice afectado, pero la lesión principal es del derecho alterado, restringido, o amenazado con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta. La tarea del juez será interpretar el impacto del vicio denunciado para resolver desde la razón y la inteligencia la sentencia correspondiente. Y, como la cuestión es constitucional, no hay en la primera línea un actor y otro demandado, no hay necesidad de probar lo que es notorio y evidente, tampoco la decisión -por vía de principio- podrá tener eficacia individual. El modelo es otro, se está ante un proceso constitucional que exige cumplir reglas, principios y valores, que el proceso común no tiene, o al menos, los trata y considera de manera divergente.