Pretendemos aquí aportar algunas reflexiones sobre la actuación profesional en el proceso acusatorio, tanto en la que debemos realizar en nuestros estudios jurídicos, como en los ámbitos destinados a la persecución y el juzgamiento.
En las clases académicas, como en la mayoría de nuestras publicaciones, nos ocupamos de la conceptualización y la sistemática de los principios y de los institutos procesales. Aquí la intención es adentrarnos en su funcionamiento y operatividad, para mejorar nuestras prestaciones como abogados.
Señalamos también algunos de los inconvenientes y problemas que complican nuestra tarea, especialmente los que hemos sufrido o vimos soportar en el ejercicio profesional.
Nos hemos explayado un poco más en el juicio oral que en la investigación preparatoria, porque la intervención de las partes en el debate del proceso acusatorio es mucho más exigente. Tanto la acusación como la defensa deberán encarar la totalidad de los interrogatorios y llevar adelante su teoría del caso previendo su actuación en cada tramo del debate. Allí se encontrarán con jueces expectantes, que tienen vedada la intervención que les permitía el sistema mixto, con lo que el rol de cada una de las partes cobra una entidad preponderante.
Todo deberá probarse por nuestra iniciativa profesional, y sólo a partir de esa prueba se podrá sostener la arquitectura dogmática de nuestro alegato en un discurso convincente en estos dos planos inescindibles.
Esperamos que la lectura de esta obra ayude a encontrar caminos más sencillos y eficaces en el ejercicio de nuestra profesión cuando debamos enfrentar la acusación o la defensa en este nuevo sistema.
Julio Federik
Este libro contiene una propuesta de actuación para abogados en el ejercicio de la defensa o la acusación penal.
En la introducción realiza un análisis sobre dos conceptos que están constantemente en pugna: las garantías constitucionales de quienes deben atravesar un proceso penal, la importancia de su operatividad y, por otra parte, la posibilidad de dar una respuesta eficaz a la necesidad de mayor seguridad que reclama la sociedad toda. Esto requiere poder poner en marcha un plan contra la impunidad delictiva, que desemboca en el concepto de impunidad sistémica. Aquí logra dar respuesta y un equilibrio a estas dos realidades. Por otra parte se refiere a la actuación que se espera de los Colegios de Abogados en protección del ejercicio en materia penal de sus propios miembros.
En el capítulo I realiza una propuesta legislativa acerca de la víctima, eterna ausente del proceso penal, con institutos por medio de los que podrá acceder a un trato considerado, a ser informada sobre las posibilidades de acción y los derechos que la asisten durante el proceso. Asimismo, toma la iniciativa de dar respuesta frente al peligro inminente (ver protección inhibitoria) más aún cuando es imperioso encontrar una respuesta inmediata (ver arresto preventivo y violencia doméstica).
En protección de imputado deja sentada la idea que de nada sirve un vallado de garantías constitucionales que no sean realizables y operativas y es justamente ahí donde resalta la importancia del rol y la actuación de los abogados para lograr ponerlas en marcha y traerlas a la vida. A su vez, va concatenando propuestas con métodos valiosísimos para nuestra actuación. Los consejos que nos deja parten desde la conducta que conviene asumir en la primera entrevista con el cliente hacia delante.
El capítulo de preparación del debate contiene una minuciosa descripción sobre los pasos a seguir (estudio previo, material para el debate, preparación de declaraciones, interrogatorios, preparación de alegatos, etcétera). Luego en citación a juicio continúa con la misma línea metódica, y así va paso a paso en los siguientes capítulos hasta llegar a la discusión final.
Párrafo aparte merece el tratamiento sobre el alegato donde vuelca su conocimiento del tema, sin escatimar detalles, describe el escenario completo, las diferentes aristas del alegato, destacando las cuestiones que debe tomar en especial consideración quien pretenda convencer a un tribunal de la verdad de su discurso
El modo de hablar, la oportunidad y maneras de exponer las ideas y las emociones, hasta la necesidad de atender al rostro de los magistrados para graduar la exposición.
Por último quisiera aludir a la utilidad de la obra, especialmente para quienes estamos dando nuestros primeros pasos como profesionales del derecho penal, con todas las expectativas, nuestros miedos, ilusiones, dudas, intentando ser conscientes de la importancia de nuestra actuación en base a los intereses en juego y a los valores que se defienden en el proceso penal, especialmente en tanto depende de nuestra actuación en gran medida nada más y nada menos que la libertad de una persona, en definitiva nuestro enorme desafío y gran responsabilidad.
En lo personal encontré en este libro un bálsamo para calmar lo antes dicho, un método que propone y nos devela cuáles son las conductas a adoptar: tesón, preparación, ensayo, crítica continua, elaboración de líneas de hipótesis y de interrogación, sinceridad ante uno mismo ante el descubrimiento de nuestro error, lograr un trato humano con nuestros clientes y testigos, en fin una serie de medidas que generosamente decide compartirnos a los profesionales de nuestro país y de varios países vecinos de Latinoamérica.
En suma, habida cuenta de la prolífera actuación del autor en el juicio oral, con una gran trayectoria, siendo un especialista apasionado de su profesión, no resta nada más que recomendar a todo aquél que quisiera perfeccionar su técnica y al que recién comienza estudiar este libro detenidamente prestando mucha atención al método propuesto. No caben dudas que siguiéndolo con responsabilidad y seriedad lograremos convencer con éxito al tribunal que tengamos en frente de la verdad de nuestro discurso. Bienvenido sea este árbol que muestra ya sus raíces grandes, deseando que lleguen lo más lejos posible y nos permita cosechar una cantidad de buenos frutos.