Este libro profundiza el instituto jurídico de la libertad condicional como la última etapa del cumplimiento de una sentencia condenatoria que se desarrolla en libertad, cuando se sale de la cárcel.
El enfoque es antropológico; es decir que se trata de describir y analizar casos de estudio a los que accedimos mediante una relación estable, continua y sistemática con hombres y mujeres que estaban cumpliendo esa etapa, visible pero también la más frágil.
La libertad condicional es un tránsito existencial que ha transcurrido en la cárcel en donde se han incorporado, con mayor o menor fuerza, los estilos y las formas necesarias para sobrevivir en un ambiente que no da opciones, y que resultan disfuncionales en la vida en sociedad; más aún, los modos y estilos que llevan ya en su vida de por sí violentos, con escasos simbolismos y semánticas, se refuerzan, otra vez con más violencia, para permitirles sobrevivir ahí adentro. A la salida están enfatizados por lo que el esfuerzo de "dar vuelta la página" o "tomar el camino correcto" no es el resultado simple y llano del "tratamiento penitenciario" sino que se presenta como un desafío que, para enfrentarlo y tener algún resultado, se necesitan no solo fuertes convicciones de cambio y recursos para rearmar una identidad "recién nacida", producto de tiempo y esfuerzos, sino también de consideraciones sociales que otorguen estabilidad y confianza para iniciar y darle continuidad con la esperanza de que las estructuras sociales entenderán y aceptarán el cambio.
La cárcel no puede ser, por las razones que desplegamos en el libro, un factor de evitación de la reincidencia o la reiteración del delito.
Es en el período de las distintas libertades que otorga el régimen de progresividad, y en especial, la libertad condicional donde se dan, o no, el conjunto de circunstancias que permitirán a las personas apegarse a la ley o seguir en el camino del delito. Y son estos momentos donde el Estado y sus adyacencias parecen desentenderse aún más que en el escenario carcelario de su desarrollo y resultado. Minimizar esta etapa hace que no solo pierda su sentido social sino, quizá peor aún, que se desestime una fuente valiosa de evaluación a la hora de formular políticas sociales y asignar los recursos convenientes.
Nuestra pregunta final es dónde están y cuáles son las locaciones geopolíticas donde residen el peligro -y no la peligrosidad- y la seguridad ciudadanas.