Hace ya casi treinta años que concebí y empecé a escribir esta obra. Acababa de obtener una beca de la Fundación Alexander von Humboldt y me marchaba a Alemania a estudiar en la Universidad de Munich con el que luego iba a ser mi maestro y mentor durante todos estos años: el profesor, muchas veces doctor honoris causa, Claus Roxin.
El sistema de acceso a cátedra que había por aquel entonces en España obligaba a escribir, a los que aspirábamos a obtenerla, una Memoria sobre el concepto, método y fuentes de la disciplina, en este caso el Derecho penal, que casi siempre, como casi todas las cosas de obligado cumplimiento burocrático, era mera rutina o recopilación de textos y citas (mientras más mejor), cuando no copia literal, más o menos disimulada, de otras Memorias similares que habían tenido que redactar los que nos habían precedido en tales eventos, generalmente los maestros, los amigos y compañeros, que, ay, con el paso de los años se han convertido, para no romper con una tradición muy española, en muchos casos, en ex maestros, enemigos declarados y adversarios acérrimos, hasta que la muerte nos separe.