La publicación de la 22a edición del libro de Introducción al Derecho, que viera por primera vez la luz en 1954, nos llena de orgullo, lo debemos confesar sin falsa modestia. Es la primera edición que se publica luego de fallecido su autor.
Se trata, a esta altura, de un clásico de la literatura jurídica uruguaya, dedicado a uno de los segmentos sin duda más trascendentes de la educación de los juristas: el comienzo mismo de su formación jurídica, aquel en el que se asienta definitivamente su vocación, sembrado seguramente de dudas y vacilaciones.
Varias generaciones se han nutrido de sus conceptos y explicaciones, no sólo juristas, sino muchas otras personas para quienes este libro ha sido seguramente su única incursión en el campo del derecho.
Se encuentran en él los fundamentos básicos y los conceptos esenciales de lo jurídico y del estado de derecho: la norma, las fuentes, la separación de poderes, la persona humana y sus derechos; cuestiones que a menudo se olvidan o no se tienen lo suficientemente presentes.
Como es fácil de imaginar, a través de sus 56 años de existencia, el libro atravesó, en algunas oportunidades, aguas embravecidas. En efecto, en más de una ocasión cargaron contra él sus baterías desde diversas trincheras, intentando vanamente influir con posturas autoritarias en la libertad de la enseñanza, entorpeciendo la imprescindible formación democrática de los educandos. Pero salió siempre airoso y fortalecido.