La estructura concreta de la acción pasa a ocupar también con ello, el centro de la relevancia jurídica en los delitos culposos. Asi como en los delitos dolosos la tentativa fue el escollo en que fracasó la doctrina de la acción causal, en los delitos culposos fracasa en el desvalor de la acción, que se determina en función del cuidado objetivo.
El problema esencial, primario, de los delitos culposos consiste en la constatación de la acción típica, descrita sólo en la ley de un modo incompleto y no en el nexo causal (en la causación del resultado), ni en la culpabilidad. En la nueva edición se intenta elaborar los criterios con que el juez pueda fijar en cada caso las conductas típicas, descritas sólo de un modo incompleto en los tipos legales. Con ello se lleva también a sus últimas consecuencias en los delitos culposos la idea fundamental de la doctrina de la acción finalista, de que el desvalor de la acción es "la cualidad desvalorativa decisiva e imprescindible del delito" (Nowakowski). Si esta vez se ocupa también únicamente de los delitos de acción, esto está más que nunca justificado, por haber deducido, mientras tanto, las consecuencias de la doctrina de la acción finalista para los delitos de omisión la profunda monografía de Armin Kaufmann sobre la Dogmatik der Unterlassungsdelikte (Dogmática de los delitos de omisión), 1959.