Presentación
Hace un par de años cumplí la labor de coordinador de dos obras colectivas publicadas en Argentina y Perú dedicadas a analizar la situación de la víctima en el Sistema penal. Aunque en esos proyectos intervino lo más granado de la disciplina penal (Beristaín, Bottke, Dübber, Hornle, Queralt, Silva Sánchez, Cando Mejiá, Jaén Vallejo, De la Cuesta Aguado, Pérez Cepeda, Pastor Muñoz, entre otros) y las obras recibieron comentarios positivos extraordinarios, hoy en día puedo sostener que ese aporte no fue suficiente.
Y creo entenderlo así en función a la idea que me merece la Política Criminal y, por efecto reflejo, el Derecho penal. Entiendo que la única Política Criminal admisible en un Estado de Derecho social y democrático es aquélla que reconoce a los derechos fundamentales y su realización como fin ulterior. Partiendo de esta premisa, resulta lógico comprender que la realización del derecho a la igualdad se incardina como uno de los medios de realización de los fines de la Política Criminal del Estado de Derecho. Justamente es de igualdad de lo que carece la víctima en el Sistema penal, por eso lo hecho no es suficiente, existe mucho por hacer. En ese contexto es que surgió una nueva oportunidad de difundir y analizar la problemática de la víctima.