El amparo es uno de los temas al que los estudiosos le han dedicado años de desvelos y preocupaciones en sus reflexiones; sin embargo, es una institución procesal que no está cerrada y quizá nunca lo esté, pues seguirá siendo una fuente inagotable de permanentes enfoques, ya no sólo acaso de matices, sino de lo que la dinámica jurisdiccional le va imponiendo y marcando el paso a su estructura y esencia: la de tutelar los derechos básicos y fundamentales de las personas. Es por ello que no se le debe identificar como un proceso ordinario; y si hay jueces que así lo entienden, estamos ante una tragedia y ello puede explicar los desamparos que vienen ocurriendo fruto de una concepción alejada del actual horizonte contemporáneo del Derecho Procesal Constitucional.