Aceptar lo que no está establecido parece fastidiar y avengonzar a los demás. Vivimos en una sociedad enfrentada por defender sus posturas sobre lo bueno, lo malo y lo que tal vez podría ser aceptado. "Tenemos que ser inclusivos", aseguran algunos; "no podemos ir en contra de lo establecido por Dios", defienden otros. Pero quién puede definir lo que es y no es, lo malo o bueno. La sociedad delimita, pero, ¿puedo acaso saltar esas barreras?, ¿decidir no pertenecer ni a uno ni a otro? Me dijeron que tengo derechos, que debo de luchar por ellos, así que no pienso rendirme. Mientras debatan si puedo encajar en esta sociedad y vivir sin limitaciones, mientras tanto, seré ARAMY.