La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales reconocidos en nuestro orden jurídico y en el derecho internacional. De un modo particular, este derecho ha evolucionado con el transcurso de los tiempos. Veremos cómo, en los inicios de la modernidad, con el descubrimiento por parte del pensamiento occidental de la persona como individuo autónomo y el reconocimiento de su libertad de conciencia, la libertad de expresión se concibió desde una perspectiva exclusivamente individual. Correspondía a la valoración del sujeto como ser autónomo que se autodeterminaba según sus valores personales y se expresaba desde su intimidad. Este fuerte individualismo de la filosofía moderna se exteriorizó en la visualización de la libertad de expresión como un derecho individual.
La historia posterior es la historia de la salida de la conciencia hacia el redescubrimiento del mundo exterior, el mundo de la naturaleza y el mundo social. Téngase presente que la sociología se instala como ciencia recién en el siglo diecinueve; con esta presencia de lo social, la libertad de expresión tiene que dar cuenta de este nuevo mundo. La dimensión social de la libertad de expresión será la que tendrá mayor aplicación, en cuanto se visualizará como fundamento y base de la sociedad política.
