No se pretende más, de todas formas, que una introducción a los problemas de la filosofía del Derecho. De ahí deriva, por una parte, que renunciemos a una controversia detallada con las distintas opiniones doctrinales defendidas en la filosofía del Derecho (así como al aparato de citas externo que va con ello vinculado) y que nos limitemos a las principales cuestiones; por otra parte, que nos guíe el afán de alcanzar la mayor simplicidad posible de exposición, incluso en las materias y cuestiones complicadas. En la interpretación de un fenómeno como el Derecho, que presenta tantos aspectos, el autor individual sólo puede ofrecer aportaciones y no una exposición exhaustiva; de ahí que sus esfuerzos puedan hacer avanzar un trecho el conocimiento del objeto, pero todas las posibilidades de ampliación y profundización de nuestras ideas quedan reservadas a los esfuerzos de otros.